El presidente Abinader, consciente de este pasado, parece decidido a escribir un nuevo capítulo en la historia política del país, uno en el que la reelección no sea sinónimo de conflicto, sino de consolidación democrática y progreso continuo.
Por Julio Guzman Acosta
En una jornada electoral marcada por la promesa de cambio y continuidad, el presidente Luis Abinader se dirige a la nación con un mensaje de unidad y progreso. Según los cómputos preliminares de la Junta Central Electoral (JCE), Abinader se encamina hacia una victoria contundente, con aproximadamente el 59% de los votos, una cifra que habla del respaldo popular a su gestión y visión para la República Dominicana.
En un discurso emotivo y cargado de promesas, Abinader agradece a sus contrincantes, Leonel Fernández y Abel Martínez, por sus felicitaciones, un gesto que refleja el espíritu democrático del país. Ante cientos de seguidores reunidos en la casa nacional del Partido Revolucionario Moderno (PRM), el mandatario reafirma su compromiso con el pueblo dominicano, asegurando que su administración seguirá siendo inclusiva, sin sectarismos ni distinciones partidarias.
“Lo mejor está por venir,” proclama Abinader, enfatizando su determinación de continuar trabajando con la misma fuerza y energía renovada que el voto popular le ha conferido. Los cambios que ha implementado sostienen, son irreversibles y forman parte de la transformación que vive la nación.
En un acto de respeto a la Constitución y a la alternancia democrática, el presidente anuncia que esta reelección será su última, respetando así los términos constitucionales y dejando un legado de integridad y servicio público. Invita a todos los aspirantes políticos a unirse en la construcción de la República que todos desean, una nación firme en su camino hacia el desarrollo y la prosperidad.
Abinader no olvida reconocer el papel crucial de la Junta Central Electoral (JCE), los observadores nacionales e internacionales, y, sobre todo, el comportamiento ejemplar del pueblo dominicano, que acudió a las urnas con civismo y compromiso democrático.
La historia de la reelección presidencial en la República Dominicana es compleja, con episodios de triunfos y fracasos que se remontan a 1970. Desde la era de Joaquín Balaguer y su proyecto de reelección, que culminó con el fin de su mandato conocido como “Los 12 Años”, hasta los tiempos más recientes con Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina, la nación ha experimentado tensiones y divisiones políticas en torno a este tema.
El presidente Abinader, consciente de este pasado, parece decidido a escribir un nuevo capítulo en la historia política del país, uno en el que la reelección no sea sinónimo de conflicto, sino de consolidación democrática y progreso continuo.
Desde Santo Domingo, la capital, se respira un aire de optimismo y esperanza. La promesa de Abinader de no buscar un tercer mandato y su llamado a la unidad nacional resuenan en un país listo para seguir avanzando en su camino de reformas y desarrollo.
